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Hay un momento en el que te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Miras a tu hijo, lo ves crecer, y te sorprende cómo las tardes de juegos al aire libre se han ido llenando poco a poco de pantallas, series y videojuegos. No es culpa de nadie; la vida ha cambiado. Pero los niños siguen necesitando lo mismo que siempre: moverse, descubrir, explorar.
El ocio activo es mucho más que correr o saltar. Es vivir experiencias con el cuerpo y con el corazón. Es trepar un poco más alto, correr un poco más rápido, reír un poco más fuerte. Es sentir el viento en la cara, el calor en las manos, la emoción de superar un reto.
Y eso, que parece tan sencillo, lo necesitan más que nunca.
El movimiento como motor de vida
Los niños están hechos para moverse. Su cuerpo pide acción, su mente pide juego y su corazón pide compañía.
Cuando un niño corre, salta o juega, no solo quema energía: desarrolla su coordinación, fortalece sus huesos y músculos, mejora su resistencia y potencia su salud cardiovascular.
Pero hay algo aún más importante: su bienestar emocional.
Los niños que practican actividades activas liberan tensiones, gestionan mejor el estrés y mejoran su estado de ánimo. El movimiento es un lenguaje, una forma de expresarse cuando las palabras todavía no alcanzan.
El poder de jugar en equipo
El ocio activo también es la puerta a nuevas amistades y aprendizajes sociales.
Cuando participan en actividades en grupo —gymkanas, juegos en equipo, deportes infantiles— los niños aprenden a cooperar, negociar, compartir y a escuchar al otro.
No es solo ganar o perder: es aprender a formar parte de un equipo, a celebrar juntos, a apoyarse cuando algo no sale bien. Es un entrenamiento para la vida, donde la empatía y el respeto se construyen jugando.
Menos pantallas, más experiencias
Las pantallas son parte de su mundo, pero no pueden ser todo su mundo.
Cada hora que un niño dedica a moverse, a descubrir, a jugar con otros niños, es una inversión en su salud, en su autoestima y en su felicidad.
El ocio activo les ayuda a:
- Desarrollar la creatividad y la imaginación.
- Mejorar la concentración y la memoria.
- Ganar confianza y autonomía.
- Crear recuerdos que no caben en una pantalla.
Porque ningún videojuego puede compararse con el brillo de sus ojos cuando consigue escalar, atrapar, saltar o ganar una carrera.
Espacios donde todo es posible
El lugar en el que los niños juegan marca la diferencia. Un entorno diseñado para ellos les invita a moverse, a experimentar y a sentirse libres.
Los centros asociados a ACOCAM ofrecen actividades infantiles pensadas para cada etapa de desarrollo. Desde juegos simbólicos para los más pequeños, hasta retos de aventura para los mayores, son espacios donde la diversión se une con la seguridad y donde las familias pueden estar tranquilas sabiendo que sus hijos están cuidados y acompañados.
Aquí, el ocio activo no es solo correr y saltar: es descubrir, imaginar y crecer.
El regalo de un recuerdo en movimiento
Los niños no recordarán cuántas horas pasaron viendo vídeos, pero sí recordarán esas tardes de juegos infinitos, de carreras improvisadas y de retos compartidos.
El movimiento crea historias. El ocio activo es un regalo invisible que fortalece el cuerpo, despierta la mente y alimenta el corazón.
Hoy es el momento de regalarles tiempo, aire y libertad. Porque mientras juegan, crecen. Y mientras crecen, construyen los recuerdos que llevarán consigo para siempre.

Descubre nuestros centros asociados y elige actividades infantiles que llenen de movimiento, risas y aventuras la infancia de tus hijos.



